En cualquier país del mundo, mantener inactivos hoteles, bares y restaurantes provocaría un serio quebranto económico; en el caso de España, es un desastre. Las cifras son apabullantes. Nuestro país recibía más de 80 millones de turistas al año, el sector sostiene casi tres millones de empleos y aporta 176.000 millones de euros a la riqueza nacional, lo que supone un 14,6 por ciento del PIB. Es un negocio inmenso que se fundamenta en la sociabilidad y el movimiento de personas, justo lo que favorece la propagación del virus.
En una carta enviada a Pedro Sánchez, el presidente de la Mesa del Turismo, Juan Molas, señala que “nos duele que países miembros de la Unión Europea estén tomando medidas que reflejan una mayor sensibilidad y compromiso en favor de la búsqueda de soluciones a corto, medio y largo plazo, con medidas especiales tanto financieras, como fiscales y laborales, para evitar que miles de empresas se vean abocadas a cerrar definitivamente sus actividades”.
Cuando pensamos en la desescalada nos vemos ya caminando por las calles o paseando en los parques, manteniendo distancia y con guantes y mascarillas, pero se ve lejano el momento de volver a quedar con los amigos en el bar y no digamos ya alojarnos en un hotel de vacaciones o en un crucero. La vuelta progresiva a la normalidad sitúa la recuperación absoluta de esos hábitos de ocio más allá incluso de los meses de verano, lo que resulta desesperante para los empresarios de una industria que no ven manera de aguantar tanto tiempo sus estructuras de producción.
Hay que conseguir de forma urgente y prioritaria la ampliación de la exoneración del pago de la Seguridad Social en los Erte en los que está inmerso el sector hasta la normalización de la demanda y la conectividad; también la novación de las operaciones financieras para establecer un periodo de carencia de 12 meses, durante los cuales solo se satisfagan los intereses correspondientes, ampliando esos 12 meses al final de la vida del crédito para la devolución del principal (deuda); y proponen además que estas medidas se extiendan a todas las empresas, con independencia de su dimensión, «pues los hoteles se han quedado fuera de muchas medidas ya aprobadas».